La victoria que se les hizo esquiva a los Gallos en el Victoria de Girón por fin llegó. Necesitaron los espirituanos siete años, cinco meses y ocho días para terminar el maleficio que sufrieron en el estadio matancero desde el 13 de mayo del 2013 y hasta las últimas horas.
En todo ese tiempo el equipo de Sancti Spíritus perdió CATORCE juegos seguidos contra los Cocodrilos entre la serie 52 y la 59, divididos en nueve de calendario regular, tres de una semifinal y dos en play off de Comodines.
El triunfo que rompió el hechizo se produjo 7x5 en la tarde del 21 de noviembre del 2021 y con la conjura de los Cocodrilos, quienes pifiaron cuatro veces, en lo que ha sido el peor desafío a la defensa en la temporada 60 de los flamantes campeones, que por paradojas son los mejores con el guante en el campeonato (.982).
En los anteriores 45 partidos los matanceros apenas habían errado con el guante en 26 ocasiones, y solo el 15 de octubre de 2020 cometieron tres marfiladas, que a la postre resultaron insignificantes porque noquearon a Industriales 12x2.
Ahora los deslices fueron muy costosos, sobre todo el del torpedero sustituto Juan Manuel Martínez, que dio el empate con un tiro mal a primera base, en lo que hubiera sido el tercer out de la penúltima entrada, en la que sin dar jit los empataron a cinco.
El embrujo de los guantes yumurinos se desató en el mismo inning de apertura, en el que los visitantes fabricaron cuatro anotaciones, al ligar tres sencillos, un cuadrangular de Frederic Cepeda y errores del antesalista Yeferson Delgado, Andrys Pérez (receptor) y Edel Tamayo (short stop).
A partir de ese capítulo el zurdo Dariel Góngora no toleró más imparables a los Gallos hasta que abandonó el box por cumplir los 120 lanzamientos establecidos, a la altura del octavo y luego de sacar par de out.
En el choque los dirigidos por Eriel Sánchez batearon siete jit y jugaron exactos al campo, lo cuál llamó la atención porque son de los más discretos en ese departamento (.969-52 errores).
La derrota quedó a la cuenta del relevista David Mena (0-4), líder en salvamentos en el torneo (10); mientras el éxito se lo adjudicó Yankiel Mauris, primero en promedio de limpias (1.29) y brillante en el rol de apagafuegos (8-2; 3 JS).
El espigado derecho tenía la única sonrisa de los Gallos durante las últimas siete temporadas en la provincia de Matanzas, la cuál se produjo el 14 de diciembre del 2014, en el estadio Pablo Avelino de Cárdenas, donde vino del bullpen en el primero y con un out, para realizar labor de excelencia en 5.1, con una limpia y tres jit, en encuentro decidido por la vía del fuera de combate en ocho episodios (21x3).
Antes de romperse el maleficio, la anterior alegría yayabera en el Victoria de Girón databa del 12 de mayo del 2013 (9x1), con pitcheo del camagüeyano Norge Luis Ruíz (6.0-1cl) y salvado del también refuerzo holguinero Yaisel Sierra (3.0).
Por ello el mérito de haber sido el último lanzador espirituano en sonreír en la capital yumurina correspondía a Ismel Jiménez, quién el 12 de diciembre del 2012 propinó lechada de 2x0, con cinco jit, cero bases y ocho ponches.
De seguro el entrenador principal del pitcheo de Sancti Spíritus recordó aquel momento y al igual que el resto del colectivo festejó sacudirse la conjura de las catorce derrotas en línea en la principal instalación beisbolera de la Atenas de Cuba.
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