La equivocación de Ruperto costó una victoria |
El hecho se produjo en el desafío de apertura de la segunda subserie ante Metropolitanos, cuando en el estadio José A. Huelga el timonel espirituano mandó a correr en la inicial al novato receptor Séfer Ríos, por Yenier Bello, quién había pegado sencillo que sirvió para poner la pizarra 7x0, en la conclusión del octavo episodio.
La jugada motivó que los visitantes, luego de que el lanzador tirase un envío hacia el home, protestaran el juego, teniendo en consideración que Ríos estaba en la reserva del equipo, por lo que estaba inhabilitado para actuar.
El reclamo de los Metros prosperó –batearon tres jit- y el revés (7x0) se revirtió, al ser confiscado el juego, tal y como aparece en el Reglamento del torneo, en la página 12, Aclaraciones:
El equipo que utilice un lanzador o jugador en descanso, en la reserva o inhabilitado, el juego será confiscado; y se suspenderá al Director del equipo por una subserie.
Para Zamora, manager debutante, la mayor sanción no es la que fijó la entidad rectora de la pelota cubana, sino la que recibió moralmente, más si se sabe que el equipo espirituano ha tenido un rendimiento por debajo de lo esperado, por lo que a falta de 29 partidos para el final, acumulan balance adverso (31-36), que los mantiene fuera del último lugar de clasificación, en poder de Pinar del Río (34-34), que aumentó la ventaja a 2.5 juegos, con la costosa equivocación.
La otra vez que a Sancti Spíritus le confiscaron un partido por utilizar jugadores de la reserva fue en la 48ª serie, el 24 de diciembre frente a Industriales y también en el Huelga, donde el pinareño Juan Castro, director en ese momento, trajo a lanzar a Dany González como relevista con desventaja de 5x0 en la primera entrada, en la que se marcaron otras seis anotaciones. Al final, los azules noquearon (14x4) y no necesitaron la protesta.
Una situación similar le ocurrió en el 2002 a Ciego de Ávila, ante Camagüey, por lo que perdieron el partido, que a la postre influyó en la clasificación de ambos, toda vez que los derrotados finalizaron la fase regular con dos triunfos menos que sus rivales, quienes si llegaron a la postemporada.
Ojala que el error de Ruperto Zamora no tenga igual repercusión, y que Los Gallos se metan en la fase cumbre del torneo, como han hecho de manera consecutiva desde la 43ª serie, aunque al paso que van, será difícil, porque entre los tropiezos en el terreno y con el reglamento, el equipo sigue sumido en un letargo.
Confiemos -no queda otra opción- que para el resto de torneo, Ruperto y Los Gallos, después de leerse el Reglamento, puedan obtener sobre el terreno, lo que en dos tercios les ha sido esquivo: las alegrías.
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