Los Gallos mejoraron el juego, pero se le alejaron de la clasificación.
Aunque parezca contradictorio, es la verdad. Y es que el equipo ha incrementado el rendimiento, pero en la tabla de posiciones, el panorama empeora.
El progreso se materializó cuando se venció de manera categórica a Ciego de Ávila, líder del oriente; al subcampeón nacional, Villa Clara y también a Cienfuegos, el elenco que más ganaba en la contienda, antes de que cediera uno-dos frente a los espirituanos.
Esa progresión se tradujo en seis triunfos y tres reveses, en tres subseries bien complejas, en las que colectivamente la ofensiva recuperó el protagonismo. Tanto es así, que en ese periplo promedió .421 (302 vb-127 h), lo cuál permite que en estos momentos Sancti Spíritus comparta con Guantánamo el cuarto lugar en average, con .305
Es preciso recordar que en el juego 30, los pupilos de Lourdes Gourriel marchaban decimoprimeros (.284), con cuatro puntos por debajo de la media del torneo.
Desde hace años he dicho que la principal virtud de Los Gallos, y tal vez la única, es el bateo. En dependencia de cómo funcione ese renglón, será el rendimiento.
Creo que lo ocurrido en los últimos nueve partidos confirma mi criterio.
Visto así, entonces pudiéramos soñar con estar por octava ocasión consecutiva en la postemporada; más si el pitcheo se ubica quinto en promedio de limpias (4.56) y la defensa es cuarta (.976).
A pesar de esos guarismos, la realidad es compleja, porque Los Gallos aparecen quintos en el occidente (26-25), separados de Industriales (28-23) a 2.0 juegos, que en realidad son 3.0, teniendo en cuenta que los azules dominaron el compromiso particular.
El otro elenco que se puede alcanzar es La Habana (29-21), que nos saca ventaja de 3.5, y al que se le ganó el duelo por diferencia de carreras permitidas, ya que ambos se repartieron tres victorias.
Estos colectivos son los que objetivamente parecen asequibles, ya que Pinar del Río (34-17) y Cienfuegos (34-17), nos sacan 8.0 partidos, que es una apreciable superioridad, cuando al torneo le restan 39.
Lo otro que complica el horizonte para nuestros muchachos, es que de esos equipos, con el único que se jugará es con los representantes de la Perla del Sur, en la última subserie de la fase regular y en calidad de visitantes.
Para males mayores, el tercer y quinto bate, Frederic Cepeda y Eriel Sánchez, están lesionados y con pronósticos reservados sobre el retorno.
En aras de ofrecer más elementos me remito al calendario. De los 39 encuentros que faltan, Sancti Spíritus tendrá 18 en su feudo, donde hasta ahora juega para average de .630; mientras que 21 partidos los celebrará de visitante, posición en la que se desempeña mal (.375).
La Habana presenta una situación similar: 21 juegos en la carretera y 18 en casa. En lo que va de serie, los dirigidos por Esteban Lombillo no les afecta la sede, como lo ejemplifican los promedios de .542 cuando están fuera y .615 de anfitriones.
Los campeones nacionales, actuarán 21 veces en el Latinoamericano y el resto lejos de la capital.
Esto deja claro, que las opciones de clasificación de Los Gallos se reducen a ganar, ganar y ganar y además, esperar que habaneros o industrialistas entren en una racha adversa.
Creo que falta camino por recorrer y que en el béisbol todo es posible, por tanto, es prematuro para hablar de eliminación.
No obstante, lo dicho deja claro que será bien complicado llegar a la fase cumbre de la pelota cubana: los play-off.
Por lo pronto, Sancti Spíritus recibirá a Granma (31-20) y Holguín (17-34) en la reanudación del calendario, que recesó el fin de semana por el juego de las estrellas.
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