sábado, 22 de septiembre de 2012

No veo, no oigo, no digo...Comisión Nacional de Béisbol.


Higinio Vélez es el comisionado nacional de béisbol
 El tema de la nueva estructura de la serie nacional sigue encendiendo la polémica. Con carácter excepcional y dado el valor del comentario, publicamos aquí un trabajo de la espirituana Elsa Ramos (¿Se acabó la serie nacional?). Ahora los dejo con el criterio del buen amigo de Pinar del Río, Glauber García. Con ambos colegas coincido totalmente.  


Se dice en la cultura japonesa que los nombres de los tres monos sabios, o monos místicos como también se les conoce, Mizaru, Kikazaru, Iwazaru, significan "no ver, no oír y no decir", sin especificar lo que los monos no ven, no oyen o no dicen.
Tradicionalmente se entendió como no ver, no oír y no decir al Mal, partiendo de la traducción del código moral chino del santai, filosofía que promulgaba el uso de los tres sentidos en la observación del mundo visible.

Al parecer a los famosos tres monos japoneses les salió una competencia fuerte en nuestra Comisión Nacional de Béisbol, que últimamente, de tanto querer imitar e insertar las doctrinas asiáticas en la pelota cubana, incorporó también las malas influencias de la tierra del sol naciente.

Y es que la nueva estructura propuesta por nuestra comisión, sí, porque fue la comisión nacional y no otra persona o institución la que propuso el fenómeno que vamos a presenciar a partir del 25 de noviembre, desestimó las casi 200 ideas ofrecidas en todo el país.

Para que se entienda bien, en Pinar del Río llegaron con la propuesta definitiva y la expusieron, a partir de ahí se escucharon los razonamientos de los participantes en la reunión de Vueltabajo, y absolutamente nadie propuso algo similar a la nueva estructura.

Lo mismo ocurrió en otras provincias de acuerdo a lo comentado telefónicamente con colegas: simplemente la comisión llegó, "sugirió-ordenó su estructura", hizo la que escuchaba a los invitados, recogió y se fue.

¿Para qué tanta gasolina empleada, tiempo perdido, neuronas gastadas innovando calendarios, gargantas raspadas en debates beisboleros, si al final todo estaba decidido?

En un momento de la reunión, Higinio Vélez le respondió a este reportero que un calendario de 96 juegos significaba lo mismo económicamente que uno de 75 partidos.

¿Será que las matemáticas se imparten de otra manera en Santiago de Cuba o simplemente desestimó de entrada todas las propuestas porque ya la oficial estaba decidida de antemano?

El lunes en el programa Deportivamente de Radio Rebelde el metodólogo Frangel Reynaldo aseguró que "la nueva estructura es la más democrática de la historia de nuestros campeonatos porque se aunaron en ella los criterios de todos los conocedores del béisbol cubano", definitivamente otra fantasía surgida de la inagotable imaginación de nuestros federativos.

Increíblemente la prensa de alcance nacional solo trató el tema de la nueva estructura a modo de información, apenas sus especialistas generaron criterios al respecto.

Por suerte existe la internet, y en el sitio Cubadebate, alrededor de 350 foristas emitieron sus opiniones sobre el "engendro", y les puedo asegurar que aproximadamente el 80 por ciento de ellos no están nada de acuerdo con lo que viene, y en muchos casos sus palabras dedicadas a la comisión nacional es mejor no publicarlas.

No sabemos que se pretende con dividir el campeonato en dos momentos, de entrada les cuento que algunas provincias solo tendrán 22 partidos en su estadio, otras pudieran no tener refuerzos incluidos en la segunda etapa, y para qué seguir, si ponemos en una balanza lo negativo pesa ahora mucho más que lo positivo en todos los renglones, del deportivo al social, hasta la tan cacareada representatividad perdió protagonismo.

De tantos criterios a escoger, la dirección optó por uno de los peores, para colmo, ideado en su propio seno, dio otra vuelta de tuerca a sus malas decisiones en los últimos años, y por si fuera poco, no se ve atisbo de un cambio de mentalidad.

Cuando se escriba o reescriba la historia del béisbol cubano, se recordará este período (2006-2012) como uno de los más oscuros, sin títulos en ninguna categoría, con menos calidad y cantidad de estrellas, sin un trabajo sólido y estable en la base, con las instalaciones en franco deterioro y los jóvenes talentos jugando en otros países.


A pesar de eso, los cambios son para mal, sin embargo la mayoría coincide en lo que hay que hacer (hay están las propuestas recogidas) pero ocurre que simplemente dirigen personas que prefieren no ver, no oír y tampoco decir.

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