Catorce victorias, cuatro derrotas y tres salvamentos en 25 salidas convirtieron a Yamichel Pérez en el mejor lanzador de la serie 59, en la que tuvo efectividad de 2.53 en 135.1 entradas y como refuerzo fue pieza fundamental para que Matanzas se llevara el título.
Con ese aval el espirituano saltó al box en la actual contienda, en la que ha ido encontrando la forma deportiva con la cuál se ganó el puesto en el equipo al preolímpico, que quedó con las ganas de asistir al torneo de Arizona por la covid-19.
En la primera salida Yamichel fue castigado por Cienfuegos, al permitir cinco limpias en apenas 3.2 inning, en los que de 19 bateadores enfrentados, nueve le batearon jits, además de regalar par de boletos.
Luego de esa actuación enfrentó a los villaclareños, ante los cuáles no tuvo decisión, a pesar de actuar en seis actos, con una carrera limpia y sin regalar bases.
En la tercera apertura salió por la puerta estrecha ante los Cocodrilos campeones, aunque para ser justos, cumplió la encomienda, tras cubrir siete capítulos con tres anotaciones merecidas.
La primera sonrisa de la serie llegó contra Holguín, en el estadio José A. Huelga, donde sus compañeros lo respaldaron con nocaut de 12x2 en siete episodios, lo cuál le facilitó completar el partido, en el que le hicieron una limpia, no concedió pasaportes y ponchó a seis.
En la presentación más reciente volvió a ganar a costa de Ciego de Ávila, gracias al ataque de su equipo que le dio ventaja de 7x1 a la altura de la segunda entrada. Con esa comodidad no huyó la bola en cinco episodios, donde le fabricaron tres carreras.
De esa forma, Yamichel acumula en las últimas cuatro actuaciones récord de 2-1 y efectividad de 2.88, con solo cuatro bases en 25.0 inning, lo que evidencia haber recuperado el control, que sin dudas es su arma principal.
Un medidor de la forma deportiva en la que se encuentra el líder del pitcheo de los Gallos y Jugador Más Valioso de la pasada postemporada lo tendrá en la próxima actuación, en la que debe subir al box del Guillermón Moncada ante las siempre difíciles Avispas de Santiago de Cuba.
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