Los Gallos parecen condenados a una de sus peores actuaciones de todos los tiempos en el béisbol cubano. A falta de quince partidos para que concluya la fase clasificatoria, el equipo permanece en la última posición con solo nueve triunfos y 21 derrotas.
Si se analizan los dos tercios jugados se comprenderá que los espirituanos han empeorado. Y es que en el primer segmento ganaron seis choques y en el siguiente tres.
La ofensiva ha mostrado un ostensible crecimiento del primer tercio (.240) al segundo (.267), por lo que hoy muestra un .254, que es ocho puntos inferior a la media.
En el pitcheo ocurre todo lo contrario. En los quince juegos iniciales la efectividad fue de 3.07; mientras que en el otro tramo se elevó hasta 5.51. De ahí que trabajen en el torneo para 4.35, bien distante del promedio general (3.62)
La defensa por su parte mantiene la tendencia negativa. Prueba de ello es que se cometieron 19 pifias en el primer tercio y 24 en el segundo.
De tal suerte, hoy el bateo y pitcheo espirituano se ubican en el puesto doce; mientras que la defensa es última (965). Con semejantes guarismos es casi una quimera aspirar a resultados medianamente aceptables.
Lo cierto es que resulta penoso lo que sucede porque nadie imaginaba que en estos momentos Sancti Spíritus fuera el colectivo más discreto del país.
A estas alturas del campeonato creo que la única aspiración es evitar el sótano. De ahí que sería importante definir la táctica para lo que resta de campeonato, teniendo en cuenta la juventud e inexperiencia de varios atletas que necesitan foguearse de cara a la serie próxima.
Y si hablo de estrategia es porque hay otros jugadores con sobradas horas de vuelo que exhiben bajo rendimiento y una pasividad que deja mucho que desear.
El momento que viven los Gallos amerita un análisis exhaustivo del presente, pero sobre todo pensando en el futuro. Esperemos que en este asunto tome carta la dirección del Sectorial Provincial de Deportes que desde 1976 dirige Heriberto Moreno.
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