Luego de caer en el debut ante Puerto Rico (3x2), los espirituanos y el resto de la selección nacional salió por la puerta estrecha (5x2) frente a Estados Unidos.
En el juego inicial, Ismel sufrió el revés en rol de relevo; mientras que Yulieski (7-2) y Cepeda (6-2) promedian en el torneo para .286 y .333, en los turnos de tercero y cuarto bate, respectivamente. El antesalista cubano acumula un boleto, un doblete y una impulsada, al igual que Cepeda, que suma dos remolques.
A pesar de que esos números pueden valorarse de aceptables, la realidad es que Yulieski desaprovechó una gran oportunidad contra los boricuas, al fallar en el octavo episodio con hombres en primera y segunda y dos out, cuando se perdía por una carrera. En el siguiente encuentro volvió a ser improductivo en momentos cumbres: Primero se ponchó en el cuarto capítulo con desventaja de 2x1 y corredores en las esquinas; y más tarde en el noveno ining cedió el out 27 en elevado al jardín central con las bases llenas.
En el caso de Cepeda, si bien fue el más destacado en el partido inaugural (4-2; 2ci), fue dominado por el pitcheo norteño en la referida cuarta entrada.
Más allá de este análisis, hay una verdad: Cuba está en serios aprietos (0-2), en buena medida porque la ofensiva colectiva es pobrísima (.190), al pegar solo 12 imparables.
Con ese hándicap, los ahijados del explosivo Víctor Mesa están obligados a encender la chispa el lunes frente Taipéi (0-2), el miércoles ante los locales (1-1) y el día 19, contra Japón, en el partido conclusivo de la fase clasificatoria, que concede el boleto a los cuatro primeros para la semifinal.
En estos momentos, Puerto Rico (2-0) y Estados Unidos (2-0) se encaminan sin complejos hacia la muerte súbita del torneo holandés, que se juega a partir de 1961 cada dos años y en el que Cuba no se corona desde 1998.
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