El jardinero central de los espirituanos ha justificado con creces la responsabilidad de ser el cuarto bate del conjunto, aun cuando se sabe no es la fuerza, hasta el momento, una de las cualidades que posee, como evidencia que en los primeros 613 turnos en la pelota de mayores apenas sumara cuatro cuadrangulares.
Esa tendencia la mantiene en la temporada 60, en la que tras 66 visitas oficiales al home, tiene un vuelacercas. A pesar de ello, el espigado jugador (1.93 m), es el tercero que más impulsa en los Gallos (12), detrás de Daviel Gómez (13) y Yunier Mendoza (13) y el que mejor promedio ofensivo presenta (.409).
Con ese bateo aparece en el torneo en el quinto puesto, además de ser líder en dobletes (9), empatado con Jorge Alomá, aunque con doce veces menos al bate. Esa producción ha sido fundamental para que compile .1103 de OPS (9no).
Para registrar esos guarimos el muchacho produjo en la última semana para .470 (17-8), con par de dobletes, un jonrón, cuatro remolques y siete anotadas.
Tan efectivo fue ante el pitcheo de Ciego de Ávila y Guantánamo que mejoró la efectividad a la hora de impulsar corredores en posición anotadora del 22.2 al 25.0 por ciento (32 CPA-8 CIPA); mientras que con compañeros en bases también elevó el bateo de un excelente .500 (26-13) a un sobresaliente .528 (36-19).
Otra virtud de GC-10 es el tacto y capacidad discriminatoria de lanzamientos. Así lo evidencian las 15 bases y solo cuatro ponches que posee.
Con esos parámetros, el primo del ilustre Frederic, hace honor al apellido y se erige en pilar para las aspiraciones de los Gallos. Para ello el elenco necesita que no se apague, y siga on fire con el madero.
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